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VICENTE DE LERINS

UN NIÑO Y SU ORUGA.....(para CARLES, con cariño), Anónimo

UN NIÑO Y SU ORUGA.....(para CARLES,  con cariño),  Anónimo Vientos surrealistas de la Costa Brava han traido en volandas hasta aquí este precioso cuento narrado de madre a hijo, de amistad y de amor, un paradigma de afecto y humildad.

«Era un día de primavera cuando el pequeño Carles paseaba por el campo con sus amigos. De pronto encontraron en su camino una pequeña oruga que intentaba llegar a la copa de un árbol.
Todos la miraron, asombrados de que una cosa tan pequeña se esforzara tanto para llegar tan alto, unos pensaron en pisarla, pues no les gustaba la forma que tenía.
Pero el pequeño Carles dijo que todos tenían un sitio en la vida para hacer su trabajo.
En ese momento empezó una relación especial entre la oruga y el niño, cada día a la misma hora él iba al árbol donde se encontraba su pequeña amiga, los días pasaban y la primavera aparecía por todos los rincones del bosque donde los dos disfrutaban el uno del otro.
Al pequeño le da miedo tocar la oruga; temía lastimar una cosa tan pequeña y al mismo tiempo tan suave.
Una mañana cuando el rocío todavía estaba en la hierba del bosque, el niño fué en busca de su amiga.
Pero no la encontró por más que busco, empezó a sentir una tristeza grande en su corazón, tal vez la perdió para siempre.
Sus amigos le decían que no valía la pena tanta búsqueda por una cosa tan pequeña y extraña como una oruga.
El no se conformaba sabía que su oruga no se marcharía sin decirle adiós.
Los días pasaron y su tristeza fue en aumento. ¡Cómo puede dejar un amigo al otro sin saber lo que paso!
Hasta que un día, entre las ramas del árbol vio una pequeña bolsa, parecía el nido de un pequeño animalito.
Entonces con sus suaves manos la rozo ligeramente y noto una sensación familiar, era su oruga dentro de esa bolsa. Le preguntó el porqué de su encierro, si ya no quería ser su amiga.
La oruga le respondió que era una nueva etapa en su vida y que pronto se volverían a encontrar pero de diferente forma, el no lo entendio, quería estar de nuevo a su lado.
La oruga dijo que tenía que tener paciencia que su encuentro seria más bonito.
Que entonces podría enseñarle lo mas bonito de la naturaleza, que gracias a sus cuidados seria una maravillosa transformación.
Con esa ilusión eregreso el pequeño con sus amigos, no dijo nada de lo que había encontrado en el árbol.
Al día siguiente volvió al árbol donde se encontraba su pequeña amiga, pero sorpresa la bolsa estaba vacía.
Otra vez perdió a su amiga.
Sus lágrimas no cesaron de brotar bajo el árbol de su amistad, no entendía nada.
En ese momento noto como una suave brisa rozaba su cara llena de lágrimas, abrió los ojos y descubrió que unas alas revoloteaban por su dulce cara llena de lágrimas.
Era la más bella mariposa que había visto en su vida.
Extendió sus manos para tocar esa bella criatura que tenia ante sus húmedos ojos.
Cual seria su mayor sorpresa cuando descubrió que ya conocía esa bella mariposa, era su amiga oruga.
Entonces comprendió que en la vida nada es lo que parece, que la tristeza puede volver a ser alegría.
Que todo tiene un principio y un final, que lo bueno esta en el interior de cada uno, no en la apariencia que se muestra lo hermoso nace en el corazón de cada uno.
Solo se necesita calma para valorar lo bonito de una amistad.»
"Una Rosa sin espinas"

2 comentarios

Edu -

Me parece una historia preciosa, suerte artista.

Anónimo -

Cada dia me gusta mas, aprendi muchas cosas ,madres como la mia hay pocas.