LA FINCA, por Vicente de Lerins

¡Qué ingenuidad!
Pero el destino quiso que de nuevo esa propiedad, que siempre paso de refilón, deslizándose de puntillas frente a mi vida, inadvertida y envuelta en tinieblas permanentes que nunca entró en mis cálculos y anhelos, fuera el motivo de mis presentes angustias y tormentos, quebrantos que me traían perturbado el cuerpo y partido el alma. Y así comenzó todo un buen día de septiembre del veranillo de San Miguel, cuando el sol apura sus últimos rayos estivales, calurosos aún pero ya inofensivos, apagados, casi mortecinos, y los melones...este sol que almibara los membrillos y los melones de la tarde en las fincas...Siempre estaban los jodidos predios en mi mente. Lo habían estado en la niñez y lo estaban ahora repetidos. El recuerdo fugaz de las discusiones por las lindes, los términos, esos hitos de piedra hincados como menhires que dividían y otorgaban cada zona del terreno; y yo sin comprender, sin haber asimilado todavía que la tierra no admite particiones ficticias, apaños y convenciones de los hombres. De hombres dispuestos a matar o morir, en calidad de víctimas o verdugos, mártires o reos por unos escasos metros ...PUEDES DESCARGARLO EN http://es.geocities.com/vicente_de_lerins/
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Miguel Hernanz -